La Inteligencia Artificial avanza, pero emular el cerebro humano sigue siendo una incógnita
El desarrollo de la inteligencia artificial (IA) ha sido constante en las últimas décadas, expandiéndose a nuevos dominios, incluyendo incursiones elementales en la creatividad artística. No obstante, la perspectiva de que una computadora convencional pueda algún día replicar la complejidad del cerebro humano permanece como un enigma sin resolver.
«A medida que progresemos en la IA, identificaremos las diferencias, aquello que nos falta o lo que nos hace únicos como seres humanos —la creatividad o la capacidad de soñar—. Sin embargo, hasta hoy, un computador no puede replicar el cerebro, y si su construcción es factible, sigue siendo una pregunta abierta», comentó este martes el especialista en neurociencia computacional y programación Demis Hassabis (nacido en Londres, 1976).
Hassabis compartió estas reflexiones en un encuentro con medios informativos poco después de su llegada a Oviedo, ciudad donde el viernes será galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Comparte este reconocimiento con otros tres pioneros de la IA: Geoffrey Hinton, Yann LeCun y Yoshua Bengio.
Estos cuatro investigadores, afiliados a destacadas empresas tecnológicas o instituciones académicas, han sido fundamentales en el desarrollo reciente de las redes neuronales. Estas herramientas, fundamentadas en complejos modelos matemáticos, buscan simular el funcionamiento cerebral en sistemas informáticos y encuentran aplicación en robótica, sistemas de seguridad vehicular, asistentes de voz y traducción automática.
Desde DeepMind, una de las principales compañías globales de investigación en IA, Hassabis ha liderado la creación de un modelo que fusiona las capacidades de una red neuronal artificial con la potencia algorítmica de un ordenador programable. Su utilidad se manifiesta en aplicaciones como software de reconocimiento de patrones o traducción automática.
Incertidumbres Persistentes
Admitiendo que aún existen numerosas interrogantes sobre la conciencia y la emotividad, Hassabis apuntó que recientemente se observa cómo los sistemas emergentes de generación de texto e imagen pueden producir obras de arte a un «nivel básico», distante aún de la maestría y capacidad innovadora de figuras como Picasso o Van Gogh.
Si bien el pensamiento creativo genuino parece estar fuera del alcance actual de la IA, Hassabis reconoció que no existe una razón fundamental para descartar que, en el futuro, pueda alcanzar niveles superiores de creatividad.
Lo que sí enfatiza es la necesidad de «reflexionar más, realizar ensayos y comprender las capacidades de los sistemas de IA antes de implementarlos a gran escala, para evitar consecuencias no deseadas».
Para prevenir un uso indebido futuro, sugiere aprender de las experiencias con las redes sociales, que surgieron con la intención positiva de conectar personas pero que a menudo son instrumentalizadas para la manipulación política o la difusión de desinformación.

Potencial como Herramienta Global
«Con la IA, debemos proceder de manera opuesta a como se ha hecho con esas tecnologías hasta ahora», admitió el programador experto, cuyos trabajos no solo han logrado predecir la estructura de cientos de miles de proteínas humanas, sino que también han contribuido a mejorar numerosos sistemas cotidianos.
Por ahora, Hassabis se muestra optimista sobre el potencial de la IA «como herramienta para la humanidad», afirmando que, si se utiliza adecuadamente, podría ayudar a superar desafíos monumentales como la cura de enfermedades o la mitigación del cambio climático.
Como ocurre con toda tecnología potente, la IA presenta un potencial tanto para el bien como para el mal, una disyuntiva cuya resolución dependerá de las decisiones sociales, reconoció Hassabis.
«Aspiramos a ser un modelo dentro de la comunidad científica. Ese es el enfoque correcto para algo tan poderoso como la IA», un campo que, para este empresario y científico, podría ser «tan revolucionario como lo fue internet o el descubrimiento de la electricidad».
Hassabis destacó que con DeepMind, empresa que fundó hace doce años y de la cual sigue siendo director ejecutivo tras su adquisición por Google en 2014, se estableció desde el principio que no se trabajaría en aplicaciones militares. Subrayó la necesidad de un debate internacional y marcos legislativos para la gestión de una tecnología tan influyente como la IA, insistiendo en que las decisiones críticas, especialmente las de vida o muerte, deben permanecer siempre en manos humanas.
Insights de Evox News: Cómo la visión de Hassabis sobre el futuro de la IA puede impactar tu negocio
Las reflexiones de Demis Hassabis sobre el estado actual y futuro de la Inteligencia Artificial ofrecen perspectivas valiosas para el mundo empresarial:
Impacto Económico: La IA se perfila como un motor de eficiencia y productividad sin precedentes, capaz de optimizar operaciones y crear nuevos mercados. Sin embargo, la advertencia de Hassabis sobre las «consecuencias indeseadas» subraya la necesidad de una implementación estratégica y ética. Las empresas deben invertir no solo en la tecnología, sino también en la gestión del cambio organizacional y la posible reconfiguración de roles laborales que la IA pueda ocasionar, preparándose para un escenario de adaptación continua.
Ventaja Competitiva: Adoptar la IA de forma reflexiva y controlada, como sugiere Hassabis, puede ser una fuente de ventaja competitiva sostenible. Las empresas que logren integrar la IA para mejorar productos, servicios o la experiencia del cliente, al tiempo que gestionan los riesgos éticos y sociales (aprendiendo de los errores de las redes sociales), construirán una reputación de liderazgo responsable. La capacidad de «comprender qué pueden hacer los sistemas de IA antes de desplegarlos» será clave para diferenciarse.
* Innovación: La IA es una herramienta catalizadora de innovación, como demuestra el trabajo de DeepMind en la predicción de estructuras proteicas. Para las empresas, esto significa que la IA puede acelerar la investigación y el desarrollo, descubrir patrones ocultos en los datos y potenciar la creatividad humana (aunque la IA por sí sola aún no alcance la genialidad humana). Fomentar una cultura que experimente con la IA para resolver problemas complejos, desde la sostenibilidad hasta el desarrollo de nuevos materiales o medicamentos, será fundamental para mantenerse a la vanguardia. La visión de Hassabis de la IA como una herramienta «revolucionaria» debe inspirar a las empresas a explorar activamente sus aplicaciones transformadoras